Una bala, una amenaza más

Compartir

Por Víctor Alvero.

Una bala se encontró en el domicilio de la intendenta Mayra Mendoza y es una prueba más de la violencia política que se vive en el país.

Se conoció la preocupante noticia el día jueves, una bala fue dejada en el edificio donde vive la jefa comunal Mayra Mendoza junto a su pequeña hija y el hallazgo reafirma el contexto de violencia política que hoy transitamos.

Mayra ganó las elecciones ejecutivas, solo hace seis meses atrás, por un amplio margen y sin dejar dudas de su liderazgo. Las encuestas sobre su imagen positiva, señal de la aprobación de la comunidad quilmeña, fueron mostrando un crecimiento a partir de esta elección y alcanzó casi el 60% en el mes de abril.

Estos datos quizá sean el motivo de esta ¿sutil? Amenaza.

En medio de una enorme disputa con el gobierno nacional por sus políticas de ajuste desplegadas que han llevado al país a una enorme recesión, poniendo en riesgo el entramado de producción, y por ende el empleo de miles de argentinas y argentinos, además de arriesgar un futuro soberano por su Ley Bases y un DNU que esconde una reforma constitucional, la voz de Mayra Mendoza es una de las más escuchadas en el campo nacional y popular.

La voz de Mayra Mendoza no es una voz más.

Su referencia nacional y su apego a una construcción peronista, nacional, popular y feminista la pone en el centro de las miradas violentas. Además, esta joven, y ya experimentada, dirigente es parte fundadora de la organización política más importante de nuestro país, La Cámpora, la más estigmatizada y perseguida en los últimos años.

Esta bala es símbolo, al igual que las mentiras desplegadas a lo largo de estos años y que han tenido como víctimas a distintas y distintos referentes del campo popular, de una intolerancia al extremo.

Hoy el peronismo atraviesa una interna que es presentada como equivocada por muchas y muchos, pero que sin embargo alimenta debates necesarios y urgentes para la construcción de un programa que permita recuperar la confianza de la ciudadanía.

Estos ataques, estas amenazas, esta simbología violenta, en algún punto pone en valor estas discusiones, no se amenaza a cualquiera, sino a quienes, con sus discursos y acciones, interpretan a las mayorías, hoy lesionadas por un presente de ajuste, y cruel desde lo discursivo.

Mayra es blanco de cotidianos ataques en redes sociales, su cuerpo, su pelo, sus tatuajes, el termo con el que se ceba un mate, sus calzas, su ropa deportiva, su impronta, su feminismo y su amor por Néstor y Cristina, todas razones para que militantes de la derecha más rancia trabajen duro en el territorio digital para hacerla tendencia y, por consiguiente, blanco de ataques.

Aun así, Mayra crece en Quilmes, en la provincia y en el país. No como una candidata en el futuro, sino como una militante que propone resistencia dura ante un experimento económico global, que, hasta aquí, solo ha generado profundos daños en nuestra economía y la vida del pueblo argentino. Quizá sea esto lo que más molesta y, por ende, trascienda lo digital y se manifieste como una amenaza concreta.

No investigar hasta las últimas consecuencias sería un error, como lo fue, o es, no investigar a la familia del actual ministro de economía Luis “Toto” Caputo en el entramado de aquel intento de asesinato del cual fue víctima Cristina Fernández de Kirchner meses atrás.

Una bala, una amenaza más, hacia una dirigente que no es una más.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *