El Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA) detalló en su último informe que 1 de cada 5 trabajadores sufre algún grado de inseguridad alimentaria.
La muestra estadística es de 80 mil personas y fue tomada en distintos centros urbanos de nuestro país, disparó un número alarmante y deja al descubierto la pérdida del poder adquisitivo de los salarios en los últimos 24 meses. Mientras el país comienza a transitar un profundo debate sobre reformas centrales, entre ellas la laboral, el informe de la UCA deja entrever que el mercado laboral ya no alcanza para garantizar cuestiones tan básicas como la alimentación.
Algo queda claro con este nuevo informe del ODSA, tener trabajo ya no implica la movilidad en ascenso en nuestro país, el 7,4% de las y los trabajadores registrados dijo tener problemas para poder adquirir alimentos, un 8,1% transita una situación severa, mientras que el 11,5% se encuentra inserta en un universo de inseguridad alimentaria moderada.

Por otro lado, el grupo etario donde más casos hay es la que va desde los 35 hasta los 55 años, aquí el 8,9% experimenta signos de seguridad alimentaria, vale recordar que trata de trabajadoras y trabajadores registrados, porque si además se suman a los trabajadores informales la cifra asciende al 17,1%.
La desigualdad de género también tiene su impacto en esta medición, el 6,6% de quienes han visto distorsionar su alimentación por la imposibilidad de cubrir una canasta básica de alimentación el 6,6% son varones, mientras que el número se eleva al 8,5% en el caso de las mujeres.
Se consolidad a medida que van sucediéndose los meses la figura del “trabajador pobre” y también la forma de distribución de los ingresos que lleva adelante el gobierno libertario conducido por Javier Milei. Ahora el ejecutivo anticipa que irá por una reforma laboral y que con esta crecerá el empleo formal en nuestro país, insiste además en que también traerá mejoras en los ingresos, sin embargo, estudios estadísticos como este del ODSA demuestran que el empleo en Argentina tiene magros salarios, a tal punto de no garantizar la alimentación y que una reforma regresiva como la que impulsa el libertarismo profundizará aún más la pérdida de garantías.