Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) en su último informe sobre “Utilización de la capacidad instalada en la industria”, la actividad industrial no levanta cabeza y solo están en funcionamiento el 61,1% de las máquinas para producir.
¿Es posible que por abajo se esté construyendo un andamiaje que haga que el país pueda crecer de una vez por todas y que mejore la vida de argentinas y argentinos? Los números estarían indicando que no. A la suba del trabajo informal, el cierre de pequeñas y medianas empresas y por consiguiente el crecimiento del desempleo, los datos que dispara este último informe del INDEC confirman que la crisis es agobiante y que no hay a la vista posibles mejoras.
Muchos datos que se contrastan con el mismo mes, pero del período 2024, es decir las mediciones interanuales, encuentran una mirada positiva o, mejor dicho, se muestran por parte del gobierno como un paso adelante, sin embargo y tomando de manera más fina los números todo eso está en duda. Ahora, en materia de producción nacional la mejora no se puede tapar con lecturas tan rápidas como engañosas. Este 61,1% del uso de la capacidad instalada para producir refuerza que el trabajo en el país está en su peor crisis, cayó un 1,1% respecto de octubre 2024 y más de 5% si se compara con noviembre de 2023.
Si bien el dato es superior a meses anteriores, no logra torcer la negatividad en los últimos 12 meses.
Vale destacar que hubo dos sectores que aportaron fuerte para el número de capacidad no sea tan bajo, uno es la refinación de petróleo que marcó un 88,9%, mientras que la capacidad instalada de producción en el sector alimentos y bebidas alcanzó 69,2%.
El contraste es inmenso si se compara con lo que sucede en el sector textil, allí la capacidad solo alcanzó el 37,1% y es muestra fiel de la crisis económica que golpea duro al consumo y las políticas de importaciones llevadas adelante por el gobierno libertario.