El gobierno acaba de devaluar el peso y levantar la tasa de interés a niveles históricos, el por qué está atado a las presiones del FMI para desembolsar un paquete de dólares que le daría al país un poco de aire para terminar su transitar electoral. Después de la derrota del oficialismo, el ministro y candidato Sergio Tomás busca encausar la macro de cara a octubre, que como tituló Página 12 el día de hoy está “en llamas”.
Se llegó a las elecciones PASO con un desembolso sin realizarse, producto de no haber cumplido lo pactado en la primera renegociación que encaró el actual ministro de economía y esto producto de una sequía histórica, que es un devenir del fuerte impacto que produce el cambio climático, que al mismo tiempo es producto de la contaminación generada por los países desarrollados, que son quienes más peso tienen dentro del organismo, o sea. Fijate que onda con esta gente.
La tasa de interés subió un 25% y fue a parar a los 118 puntos, el dólar oficial se devaluó y ahora cuesta 350, la mitad de lo que cerró el dólar blue hoy lunes.
¿Entonces?
Una medida que no es una imposición del Fondo, sino más bien una extorsión. Las y los argentinos recordamos lo que les sucedió a dos gobiernos radicales, el de Raúl Alfonsín en 1989 y el de Fernando De la Rua en el 2001, cuando el organismo cerró la canilla llegaron la hiperinflación, la recesión y el caos.
Está claro que el peronismo buscará reencausar la economía y evitar sobresaltos exponenciales, pronosticados por gurúes/operadores/mediáticos que juegan con cosas que no tienen repuesto, que pongan en riesgo la paz social.

Al mismo tiempo que todo esto sucede el FMI parece que se va a tomar un tiempito e informó que será recién el próximo 23 de agosto cuando se reúna y evalúe por un lado, el desembolso de los casi 8 mil millones de dólares que el gobierno espera para cumplir con cuotas adeudadas o decida cerrar la canilla y esperar a lo que suceda en octubre.
¿Puede hacerlo? Claro que puede.
Este escenario de tres tercios en la elección de ayer, donde el peronismo hizo una muy mala elección nacional, a tal punto de ser la peor en su historia y salir tercero, puso a jugar fuerte al ministro. Y devaluó y como en las cartas, una vez más volvió a barajar.
Ahora solo cabe esperar cual será la reacción de los sindicatos, algunos consiguieron hace solo semanas recomposiciones salariales, y del mismo gobierno que no puede dejar de mirar y prestar una muy finita atención a la situación social, no puede dejar de inyectar dólares en el pulmón productivo Pyme para sus importaciones y para que esto suceda deberá generar un esquema minucioso que conforme un dique de contención a la escalada de los precios. Y esto parece tan díficil e inalcansable como pagar la deuda.
A solo minutos de conocida la decisión de la cartera de economía y las circulares del Banco Central, en una ferretería de Ezpeleta le llovían los whatsapps con cambios en los precios y sosteniendo que estos incrementos eran producto de la devaluación del dólar “oficial”.
El mismo ferretero había aumentado la garrafa de $3.100 a $3.150 en minutos y puede que haya repetido esta maniobra en mayor o menor escala con todos los productos que tiene a la venta. Esto sucede, esto se produce cuando existe una devaluación de la moneda y decanta sí o sí, en una fuerte incidencia en el IPC (inflación). Otra cosa, el ferretero tiene razón.
Descapitalizarse en un proceso de alta inflación es irrecuperable para muchos comercios, lo vemos en los autoservicios en barrios del conurbano, muchos de ellos no pudieron surfear la ola, quedaron en la rueda negativa y de ahí solo se sale comprando menos, a peor precio y con número elevado para el cliente en el mostrador.
Puede que esta medida sea de una valentía descomunal o efecto del famoso manotazo de ahogado, aun en los dos casos necesitan de un andamiaje político social para el impacto negativo que recibirá la clase trabajadora y que golpeará en el consumo y mercado interno.
En septiembre el Salario Mínimo, Vital y Móvil pasará a ser de 118 mil pesos, esto se pactó en julio de este año y fue una reactualización del 35% y ahora con esta devaluación y el impacto que tendrá en alimentos y bebidas, que ya se entienden se iban a trastocar por la suba del 7% en impuestos a la importación y exportación, quedará desactualizado y esta vez fuertemente. Si este no se actualiza, tampoco lo hacen los salarios de la economía popular.
Faltan 70 días para la elección de octubre y aunque parece poco es mucho en término de campañas, la incógnita es saber cuáles serán las medidas que se tomarán para que no se generen escenarios recesivos que inviten a una depresión social, dato este que pareciera se le escapa a los encumbrados analistas políticos para comprender los universos «individuales» que han conformado los resultados de las PASO 2023.
¿Una suma fija?