Hace 6 años Mayra Mendoza ganaba las elecciones y se convertía en la primera mujer en llegar a la intendencia quilmeña

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Hace 6 años atrás el pueblo quilmeño elegía por primera vez a una mujer para conducir los destinos de la ciudad, aquella decisión la sostuvo y en 2023 volvió a ponerla al frente del ejecutivo municipal.

Hace días nada más Mayra volvió a ser acompañada en las urnas por el pueblo quilmeño, esta vez en las elecciones legislativas nacionales y un poco más de un mes atrás fue elegida diputada provincial. Fue reelegida hace dos años y en 2021 tuvo un traspié en las PASO, se puso la campaña al hombro, caminó barrio por barrio y logró revertir el resultado. Hasta aquí podemos afirmar, porque los datos son duros y construidos con la mejor herramienta colectiva que tenemos, el voto, la democracia, a Mayra la sostienen las y los vecinos de la ciudad y este es el dato a tener muy en cuenta.

Hasta este próximo 10 de diciembre será la intendenta de la ciudad, ese mismo día asumirá su banca en la legislatura bonaerense, su lugar en el palacio de Alberdi al 500 lo ocupará Eva Mieri, militante histórica de La Cámpora y el peronismo y referenta feminista, la misma que fue llevada por este gobierno represor a un penal de alta seguridad por una contravención.

Mayra llegó en 2019, hoy el gobierno comunal es abierto a las diversidades y comprometido en cambiar modelos patriarcales e injustos en materia socioeconómica, hoy es un municipio sensible ante las demandas de las y los más vulnerables y responsable en generar políticas de estado para garantizar atender estas prioridades.

Construyó un gobierno feminista y ante los agoreros y pisabrotes de siempre, la ciudad está mejor.

Pasaron 6 años y hoy hablar de la pandemia es políticamente incorrecto, mucho más si uno decide destacar el trabajo realizado por los gobiernos y quienes fueron parte del operativo de cuidado, la humanidad toda pareciera querer olvidar que hace solo 4 años atrás salíamos de un oscuro proceso de miedo y muerte, además de desplomes abruptos en las economías globales con duras consecuencias que hasta el día de hoy seguimos soportando. Destacar entonces el trabajo desplegado, para muchas y muchos es meterse en un terreno fangoso y preferible no hacerlo, sin embargo, sería injusto no mencionar el esfuerzo de la gestión municipal en aquellos meses.

Mayra ha sido la intendenta de la pandemia, logró conducir la crisis, aun cuando la experiencia le era nula en gestionar, no corrían más de cuatro meses de su gobierno cuando el planeta se detuvo y, aun así, quizá sostenida por convicciones que formó caminando la militancia política, administró la crisis imprimiéndole un espíritu de “amorosidad”, y ojo con esto, aunque muchos parecieran no comprenderlo, el amor es una categoría de la política, aplicarla hace a un gobierno más humano y más sensible, no hay duda de esto.

Mayra le dio una impronta a la ciudad más allá de la cantidad de obras, que han sido muchas y algunas de ellas históricas, como el EcoParque (nuevo centro de tratamiento de residuos) o el Parque de La Ribera, hoy Quilmes no está tan fragmentado como lo estaba, el oeste y el este han abierto caminos y es una ciudad integral, sacándose de encima aquel chamuyo de la frazada corta.

Seguramente, porque debemos mejorar, vendrán en el futuro mejores intendentas y mejores intendentes que logren terminar de construir nuestra ciudad, con todas y todos adentro y viviendo dignamente, la impronta de Mayra ha generado esta esperanza, se puede vivir mejor.

Mayra es una distinta, eso está claro, la querran, la odiarán, pero no ha llegado al vida pública para pasar desapercibida, hacia dónde va o hasta donde puede llegar es una incógnita, tiene por delante semanas más que duras, como será su desembarco en la Cámara de Diputados de la provincia dejará alguna pista de la importancia de su rol en los próximos años. Pero hasta aquí, su tránsito por la vida política le ha dado buenos resultados electorales y esto es nada más y nada menos que el acompañamiento del “pueblo quilmeño”, de las y los vecinos, de la gente. Para nada poca cosa.

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