El gobierno libertario generó una política de fuerte regulación en el precio del dólar que ha decantado en una peligrosa apertura de importaciones que atenta contra la producción nacional, pero que además pone en riesgo nuestra soberanía y seguridad alimentaria.
Datos del Instituto para el Desarrollo Agroindustrial Argentino (IDAA), un colectivo que tiene al frente a Julián Domínguez, da cuenta del crecimiento exponencial de importaciones de alimentos en los últimos seis meses.
Desde la campaña electoral las y los libertarios fueron generando un discurso que ha hecho mella en la sociedad argentina, lo que se produce en nuestro país es caro y esto es responsabilidad de quienes producen y no de las reglas de juego que imponen los estados.
Esto abrió la puerta a todo tipo de importaciones, entre ellas a la producción de alimentos extranjeros. Hasta mitad de año la importación rondaba el 66%, mientras en el segundo semestre se intensificó cerrando el año en un 82%.
Todo indica que la fiebre importadora de alimentos crecerá aún más en 2025, producto de la desregulación que el gobierno anunció en materia de controles, ya que a partir de ahora alcanzará con los que se llevan adelante en el país de origen.
En medio de una crisis económica, que tiene como eje la falta de dólares, el gobierno libertario abre la puerta a productos extranjeros atacando así de manera certera a los que se producen en nuestro suelo, algo impensado para lo que se conoce como “el granero del mundo”.
«Resulta impactante el aumento a cuatro dígitos de las importaciones de productos representativos de las economías regionales argentinas como el tomate, la cebolla o las zanahorias. Es importante destacar que dichos productos, al igual que los limones, provienen masivamente de países limítrofes», señala el IDAA.
Desde el gobierno, más precisamente desde el Ministerio de Desregulación titulado por Federico Sturzenegger, aseguran que se buscan “alimentos más baratos para los argentinos”.