Ya son cinco las elecciones que se realizaron en el país dentro del calendario democrático 2025, ayer domingo en las elecciones de CABA participó solo el 53% del padrón.
Chaco, Jujuy, Salta, San Luis y CABA ya fueron a elecciones para renovar escaños provinciales y municipales, en cuatro los oficialismos se hicieron de la victoria, salvo en la ciudad de Buenos Aires donde la fuerza gobernante quedó muy detrás de las expectativas.
Saliendo de los datos partidarios y resultadistas, queda el sabor amargo de una crisis que seguramente seguirá expandiéndose durante los próximos encuentros eleccionarios. Ayer domingo, en CABA, la participación fue la más baja desde 1996, primera elección como territorio autónomo, incluso más baja que en aquellas elecciones legislativas de 2001, momento histórico donde el “que se vayan todos” dominaba el escenario.
En las cuatro elecciones anteriores este dato fue recurrente, en Chaco participó el 52,1%, mientras que en Salta lo hizo el 58,76%), 63% fue a las urnas en Jujuy y en San Luis el 60,5% de ciudadanos y ciudadanos participó de la elección.
Pueden ser varios los motivos por los cuales la participación es tan baja, en un escenario donde los acuerdos traicionan los mandatos populares y la discusión política incluye constantemente amenazas e insultos, la ciudadana se corre y deja de participar.
¿A quién le conviene este escenario? Seguramente a los oficialismos, porque hoy cuentan con el poder como para poder activar dispositivos que permitan tener a sus electores, también a la oposición más fuerte, que cuenta la impronta propia de la dinámica de disputa, pero para la porción de la sociedad que fluctúa en su decisión elección tras elección, la motivación para ir a votar es muy baja y abre un panorama preocupante de cara al futuro.
Otro de los motivos puede estar atado a la decisión del gobierno nacional, con su ya famosa motosierra, de interrumpir las campañas gratuitas en medios de comunicación, lo que impacto en la imposibilidad para los partidos más chicos en hacer llegar su propuesta, además, claro, de no generar un clima necesario para la toma de conciencia democrática.
Los motivos están, o deberían, ser estudiados, la baja participación llevará inevitablemente a una legitimidad endeble y por esto, el poder al que se acceda se verá limitado. Ayer domingo LLA ganó las elecciones (comunales/municipales) dejando al oficialismo en tercer lugar, pero la participación ha sido extremadamente baja, por ende, queda suspendida la pregunta sobre que hubiera sucedido si la participación no hubiera sido tan baja como lo fue.
Quedan todavía un calendario activo y poderoso hasta octubre, con la elección en septiembre en PBA como plato fuerte, se verá si la participación crece o si, con estos datos en la mano, crece la apatía y crece una democracia más flaca, más débil.